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110 millones de euros por separarse de su mujer

Hong Kong tiene fama de ser la capital del divorcio en Asia. Y si la sentencia que se dictó la semana pasada no confirma esta reputación, ya nada lo hará. Samathur tendrá que pagar unos 110 millones de euros (unos 147millones de dólares) por romper con su pareja de ocho años. Lo dicho, seguramente, el divorcio más caro del mundo.

Samathur Li Kin-kan, que así se llama el rico divorciado, se casó con Florence Tsang Chiu-wing en 2000. De ahí en adelante, según cuenta el auto judicial, llevaron "lo que sólo se puede calificar como un tren de vida digno de un milmillonario estadounidense". Llegado el divorcio en 2008, los abogados de su mujer, alegaron que no era cuestión de que ella perdiera todos los gustos que había adquirido. Llegaron a pedirle a Li, hijo de una familia multimillonaria, el 55% de sus bienes. Él sugirió pagar 19 millones de euros. Les pareció poco y fueron a juicio.

El juez ordenó que, de primeras, se le pagaran a la mujer esos 19 millones. Los abogados de Tsang demostraron que "las contribuciones hechas por marido y mujer durante su matrimonio fueron iguales". Así que le tocaba al marido darle dinero a su mujer para comprarse todo lo que él tenía. A saber: una casa de 23 millones en Hong Kong, otra de 1,8 millones en Londres, otros 230.000 euros para comprarse al menos dos coches, unos 500.000 para comprarse un yate y 430.000 para entrar en los clubs más exclusivos de Hong Kong e Inglaterra. Ya para rematar, una indemnización de 20 millones. Y, ya puestos, pagar los gastos legales.

También la hija de tres años del matrimonio sale 'beneficiada' del asunto: se le ha abierto una cuenta con 2,5 millones de euros, lo que no tiene nada que ver con los divorcios de antaño, en los que el hombre tenía que pagar "las necesidades financieras de una mujer". Ahora se trata de ver el matrimonio como una empresa con dos socios, y si uno de ellos decide abandonarla, debe ser compensada con tantos bienes como tenga el otro.

Para el juez, es mucho más justo que "confinar, como se hacía antes, a la mujer a una vida sin posibilidad de trabajar, con dinero que se le daba como si fuera un premio para cumplir lo que el juez determinara que eran 'requierimientos financieros razonables' mientras el marido se quedaba con todo. Era injusto y discriminatorio".

Esto, por supuesto, deja en pañales al divorcio más famoso de los últimos años: el de Paul McCartney y su anterior mujer, por el que el ex Beatle tuvo que pagar 58 millones de euros.

Fuente: Yahoo

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